La toma de decisiones es un papel fundamental en la vida del individuo, ya sea a nivel personal, profesional o social, y permite resolver conflictos o problemas de acuerdo a su naturaleza.

Cuando nos referimos a la naturaleza de la toma de decisiones, hablamos de que se pueden encontrar ciertos factores como la capacidad de razonamiento, nivel de dificultad o trascendencia de la decisión a tomar, experiencia frente a la problemática planteada y –por cierto- la incertidumbre que pueda generar.

Por otro lado, la relación costo beneficio, es determinante en el proceso de toma de decisiones, ya que permite al individuo, que se encuentra en disputa, analizar diferentes alternativas e incluso los posibles resultados que obtendría en función de lo que  rechazaría de las otras opciones planteadas.

Por ello, en este artículo nos centraremos en desarrollar los pasos que se deben seguir durante la toma de decisiones, en función del modelo planteado por dos investigadores destacados, especializados en la teoría de solución de problemas.

Los 5 pasos para la solución de problemas

 

La resolución de conflictos planteada por D’Zurilla y Goldfried en 1971, no solo se enfoca en la utilidad de la toma de decisiones en el sector empresarial o educativo, sino que además es capaz de influir en las diferentes situaciones de la vida cotidiana.

Asimismo, los pasos planteados, se fundamentan de acuerdo a la capacidad de control del individuo frente a sus emociones, así como la relevancia del problema presentado.

1.     Orientación del problema

 

Es la percepción que pueda tener el individuo sobre el problema, principalmente en torno a sus emociones, permitiéndole determinar cómo afrontar la situación de forma reflexiva o analítica. Hay una valoración de las causas que pudiesen haber generado el problema, así como el tiempo y el esfuerzo que se le debe dedicar para tomar una decisión final.

2.     Formulación del problema

 

En este paso, el individuo es capaz de identificar el problema real; Investiga de manera objetiva toda la información complementaria para entender la relevancia del conflicto.

Acá, es fundamental que el individuo establezca metas realistas, que le permitan incluso replantearse el problema.

3.     Análisis de posibles alternativas

 

Se hace un exhaustivo análisis de las posibles acciones a tomar, sin embargo, no hay una estrategia específica, por lo que varios especialistas recomiendan la utilización del braingstorming o lluvia de ideas, manteniendo una postura objetiva durante su ejecución.

 

4.     Escoger la mejor decisión

 

Planteadas las diferentes alternativas, ya el sujeto debería ser capaz de analizar cada consecuencia de las posibles acciones y tomar una acción frente al problema planteado.

En algunos casos, se recomienda establecer una calificación numérica (0 al 5) en función de cuestionamientos determinantes, como rentabilidad, practicidad o tiempo de inversión, para así tener un resultado mucho más objetivo.

5.     Valoración de las consecuencias

 

Tomada la decisión final, el individuo podrá evaluar los resultados de su acción, y por ende, valorar si realmente obtuvo un resultado exitoso.

En el caso de obtener un efecto negativo, es indispensable que el individuo se replantee su estrategia y revise en qué paso pudo haber fallado.

 

Está claro que en cualquiera de las etapas de su vida estará bajo situaciones que le exigirán tomar una decisión, desde escoger algo tan básico como qué comer, hasta tomar decisiones de gran relevancia como escoger una carrera o llevar un proyecto de gran alcance dentro de la misma empresa.

 

En definitiva, si bien existen diferentes modelos para la toma de decisiones, como el racional, la toma intuitiva de decisiones, la simplificación de la realidad -entre otros- todos tienen el mismo fin,  obtener el mejor resultado, lo cuál va a depender de que el individuo maneje adecuadamente su estrategia.  

 

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