¿Qué tan motivados están tus estudiantes últimamente? Cuando hablamos de motivación nos referimos a esa fuerza o impulso que lleva al individuo a realizar una acción, en este caso, ser partícipe en el proceso de aprendizaje.

Los profesores continuamente nos preguntamos cómo podemos motivar a nuestros estudiantes y encender esa chispa que, además, ¡es contagiosa! Pero como toda chispa, necesita combustible para seguir ardiendo y no consumirse después de un tiempo.

Aunque la motivación no depende completamente del profesor, sin su parte tampoco sería posible, y si queremos que nuestros alumnos sean partícipes en el proceso, debemos generar las condiciones para que esto sea posible. Aquí te dejamos algunos tips para mantener motivados a tus estudiantes ya sea en el aula física o en la virtual.

1. Comienza creando un ambiente de confianza

Es mucho más fácil sentirnos motivados cuando estamos cómodos con las personas con las que compartimos un espacio o actividad. Aprovecha desde el primer día de clase para crear esa confianza, conocer a tus estudiantes y permitir que ellos te conozcan a ti.

Puedes incorporar algún juego o dinámica para que te platiquen sobre ellos y comiences a aprenderte sus nombres. También puedes pedirles que llenen una ficha escrita con sus expectativas sobre la asignatura y sobre aspectos que consideran que debe tener un buen maestro. Así se sentirán escuchados desde el inicio y agradecerán tu interés por intentar conocerles.

Asimismo, aprovecha para presentarte, tu trayectoria (incluso puedes incluir alguna anécdota divertida) y las expectativas que tienes sobre ellos. No te limites al mostrarte apasionado e interesado por la asignatura que vas a impartir.

2. Conoce sus preferencias de aprendizaje

Una vez que hayas pasado el reto de aprenderte sus nombres, es importante que poco a poco vayas descubriendo sus procesos y preferencias de aprendizaje. Es una tarea desafiante y se requiere ser muy perceptivo para identificar estos rasgos particulares en cada estudiante, por suerte, existen muchos instrumentos que pueden ayudarte a identificarlos.

El Perfil de Aprendizaje de Psicometrix, es una herramienta creada específicamente con este propósito. Con ella puedes descubrir las tendencias cerebrales de tus estudiantes, su canal preferido de aprendizaje, los procesos que llevan a cabo en el aula e incluso su nivel de motivación.

Ya sea que utilices un test psicométrico o algún otro método para aprender más sobre tus alumnos, esto te permitirá dar un paso adelante en su conocimiento y será crucial para llevar a cabo el siguiente consejo.

3. Individualiza y varía la docencia

Aquí partimos del hecho de que todos los estudiantes aprenden de maneras diferentes, y mientras más nos acerquemos a una enseñanza personalizada, es más probable que se sientan motivados. Además, agradecerán ser tratados de una manera humanizante y saber que no son solo un número más en la clase, sino que el profesor está al pendiente (dentro de lo posible) de sus necesidades individuales.

Esto no significa que se le tenga que dar una clase particular a cada alumno, sino que, por ejemplo: si sabemos que en nuestro grupo hay estudiantes con canales de aprendizaje mixtos (visual, auditivo, motriz) intentar que estos tres medios estén presentes en la impartición de la lección, y asegurarnos al final que todos recibieron la información de manera adecuada.

4. Que la asignatura sea clara y organizada

Un punto importante para mantener la motivación es que la clase mantenga mis expectativas y, para que esto suceda, debo saber bien a qué me estoy enfrentando, porque si espero algo diferente a lo que voy a recibir, puede que termine decepcionado. Por esta razón, desde el inicio deben quedar claros los objetivos y la importancia de la asignatura.

Procura que cada clase mantenga un desarrollo claro, enfatizando los conceptos más importantes e incluyendo ejemplos prácticos, es mucho más probable que un estudiante muestre interés por un concepto si le explicamos qué implicaciones tiene este en un tema que le parezca interesante (puede ser su deporte o actividad favorita) o para qué le puede ser útil más allá de aprobar el curso.

5. Implícalos en el proceso de enseñanza

Saber que ellos mismos son pieza crucial para el desarrollo de la clase los hará sentirse incluidos y los obligará a permanecer atentos.

Puedes asignar temas a cada uno para que un día tomen el control de clase y lo presenten a sus compañeros. También puedes tener asistentes que te ayuden con ciertas tareas, por ejemplo, a llevar el control de las preguntas en el chat de zoom. Incluso puedes preguntarles qué tema les parece interesante y preparar una sesión especial o invitar a un experto para el tema que escogieron.

El objetivo es que la clase no se dé de manera unilateral, sino que ellos también se sientan involucrados e importantes para el desarrollo de la misma.

6. Ejercita su pensamiento crítico

Invítalos a que reflexionen y compartan su punto de vista. No temas poner temas polémicos sobre la mesa, incitar el debate y promover que aprendan a elaborar y comunicar sus opiniones de manera respetuosa. Para esto te puedes valer de películas, libros o artículos que traten temas que abran la discusión, como dilemas de ética profesional o ambiental.

Promueve también que evalúen los problemas desde otro punto vista, que salgan por un momento de su entorno social y cultural e intenten ponerse en los zapatos de otros. Que respondan a la pregunta “¿Qué haría yo si estuviera en esta situación?” Intentar comprender al Otro es una actividad que puede ser muy formativa y además ejercita la creatividad.

7. Da una retroalimentación ágil

Las nuevas generaciones están acostumbradas a la inmediatez de la tecnología y puede que perdamos su atención si no les damos respuesta rápidamente.

Pon atención a sus preguntas y procura contestarlas en el momento. Si no sabes la respuesta, hazle saber y dile que lo investigarás, o mejor aun: si el tema es adecuado, permítele investigarlo en internet y compartir su descubrimiento con el resto de la clase.

De igual manera, si se realizan exámenes o alguna tarea que conlleve evaluación, intenta entregar resultados lo más pronto posible, se trata de hacer saber al estudiante cómo va en su progreso y qué puede hacer para mejorar. Mientras más temprano reciba esta retroalimentación, será más probable que corrija y aprenda sobre sus errores o reafirme sus aciertos.

8. Adáptate a las circunstancias

Los últimos acontecimientos en materia de la contingencia sanitaria nos han dejado más que claro que hay que estar preparados para reaccionar ante cualquier eventualidad y tener la posibilidad de desviarnos o adaptar el programa si es necesario.

Pero no hay que irnos tan lejos como a una pandemia mundial, a veces pequeños cambios, como un visita virtual o una charla de algún externo, pueden ser muy enriquecedoras, vale la pena cambiar lo planeado si se presenta la oportunidad.

También está bien que te adaptes al ritmo de aprendizaje y las necesidades de tus estudiantes, no hay problema en disminuir la dificultad si no pueden con el ritmo, o bien, aumentarla si han dominado el tema y los encuentras aburridos. Recuerda: tú eres el capitán de este barco y puedes llevarlo al ritmo y lugar que te parezca más conveniente.

9. Reflexiona: ¿Qué te motiva como profesor?

Como mencionamos al inicio, ¡la motivación es contagiosa! Y tú eres el primero que puede transferir ese entusiasmo a sus estudiantes. Así que date un tiempo para ti, para reflexionar lo que te gusta y no te gusta de la docencia y preparar tu propio escenario para amar cada día lo que haces, enseñar con pasión y contagiar ese ánimo a quienes te rodean en tu día a día.

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