“No conocía a nadie que hubiera ido a la universidad. Tampoco sabía bien qué quería estudiar. Solo sabía que quería ‘salir adelante’.”
Así empieza la historia de Camila, una estudiante de cuarto medio de un colegio municipal en la Región del Maule. Sus papás terminaron la básica, y ella es la primera de su familia en rendir la PAES. La presión que siente no es solo académica: es emocional, familiar, simbólica.
Camila no es la única.
Miles de jóvenes en Chile son hoy primera generación profesional: estudiantes que transitan solos el camino hacia la educación superior, sin referentes cercanos ni redes que les orienten. Muchos de ellos estudian en contextos vulnerables, donde la urgencia económica convive con grandes sueños.
El desafío de elegir sin información
Elegir una carrera es un desafío para cualquier adolescente. Pero para quienes no tienen modelos cercanos, la elección se vuelve aún más compleja.
¿Cómo saber si una carrera es la correcta?
¿Qué significa estudiar algo «con futuro»?
¿Cómo balancear vocación, expectativas familiares y necesidad económica?
Sin una orientación vocacional clara, el riesgo es alto: decisiones mal informadas, deserción universitaria, frustración personal. Para estudiantes como Camila, no hay margen para equivocarse. Y ahí es donde una buena orientación marca la diferencia.
Orientar con propósito: más que un test
Una orientación vocacional efectiva no es solo aplicar un test. Es acompañar procesos de autoconocimiento, detectar intereses profundos, identificar talentos y cruzarlos con oportunidades reales.
Herramientas como Psicometrix permiten entregar información accionable, precisa y fácil de interpretar, tanto para el estudiante como para el orientador. Más que entregar un número, abren una conversación significativa:
“¿Por qué esta área te hace sentido?”
“¿Cómo podrías desarrollarte ahí?”
“¿Qué pasos puedes dar desde hoy?”
Una decisión que cambia historias
Camila descubrió su afinidad por el área de la salud. Su informe mostró un alto porcentaje en habilidades interpersonales y empatía. Eligió Técnico en Enfermería como primer paso, con planes de seguir creciendo.
Hoy cursa su primer año en un CFT y ya sueña con continuar hacia una carrera profesional. Pero lo más importante: lo hizo con claridad y convicción. Su familia no entendía del todo el sistema educativo, pero sí entendió algo esencial: Camila tenía un plan, y ese plan tenía sentido.
Ser la primera no es fácil, pero sí posible.
Con la orientación adecuada, esa primera profesional puede abrir puertas no solo para ella, sino para generaciones completas.
La orientación como herramienta de equidad.
Invertir en orientación vocacional es apostar por la equidad. Es nivelar la cancha. Es decirle a cada estudiante: “Tu origen no define tu destino.”
En Psicometrix creemos que los datos pueden cambiar destinos si se usan con propósito. Porque cuando un estudiante comprende su potencial, puede transformar su historia… y la de toda su familia.