A pesar de que ya vemos que casi no existen restricciones y que cada vez se habla menos de lo que fue la pandemia, no debemos olvidar de que el Coronavirus aún está entre nosotros, y que no planea irse.

De este modo, debemos considerar no tan solo el que aún podemos contagiarnos, sino además el impacto socio/cultural que su llegada ha dejado.

Partamos recordando cómo fue el inicio del Coronavirus en Chile y cómo redefinió muchas de nuestras relaciones.

 

Ya hace más de tres años…

El 3 de marzo del 2020, se detectó el primer caso de este virus en el país y, con ello, comenzaron a verse cambios en la calle. Es así como veíamos gente con mascarillas por iniciativa propia y cierta incertidumbre en la población. Luego, de forma coherente a la situación, el Estado fue tomando cartas en el asunto, lo que conllevó a cambios estructurales, transversales y con un importante impacto en el quehacer.

Estas medidas, que ya comenzábamos a ver a finales de marzo, redefinieron nuestra realidad, alterando desde el cómo nos relacionamos, hasta el cómo interactuamos con el mundo. El principal de estos cambios, tuvo que ver con la no-presencialidad, a la cual nos debíamos adaptar. Para los adultos en el trabajo, para los estudiantes en sus clases.

Este cambio tan radical generó un impacto tan profundo y transversal, que aún acarreamos algunas de sus consecuencias.

 

El impacto de la pandemia

Es así, como en agosto del 2022 se realizó el seminario “Pandemia en educación: ¿Cómo avanzamos todos/as juntos/as en la escuela”, patrocinado por varias instituciones como: Hogar de Cristo, Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Católica de Valparaíso, en el cual entregaron algunos datos relevantes:

  • Con la reapertura de escuelas, las cuales se distribuyeron desigualmente, es posible notar algunos niveles (cursos) que se alteran de modo preocupante. La evidencia da cuenta de que, a más tiempo de cierre, más alto el deterioro de los aprendizajes.
  • La tasa de inasistencia grave (menos de 85% de asistencia) aumentó entre 2019 y 2022 en todas las dependencias, pasando de 33% a 64% entre los establecimientos municipales.
  • Se reportan peores niveles de bienestar socioemocional que en 2019: más del 80% a nivel de enseñanza media; y cerca del 70% en los niveles de quinto al octavo año básico.
  • Los antecedentes de aumento de la violencia y la mala convivencia no invitan a los niños, niñas y jóvenes a volver a la escuela.

Todas estas situaciones descritas, aún requieren ser subsanadas, y luego de un largo año de cuarentenas y distanciamiento social, vimos las dificultades de volver a la presencialidad, y cómo los alumnos tienen serias dificultades de adecuarse nuevamente a un contexto que, creímos, les sería familiar y casi cotidiano. 

 

¿Qué sigue tras el retorno?

Ya ha pasado casi un año de este retorno al aula, y hoy tenemos un ambiente más semejante a lo que fue nuestra vida antes de la pandemia, sin embargo aún podemos ver diferentes huellas que el encierro nos dejó.

De esta forma, es importante acompañar a nuestros alumnos, y tratar de identificar los rasgos y alertas que nos puedan estar dando, de modo de poder apoyarles ante la complejidad misma que ha impuesto este período. Período durante el cual el virus no solo golpeó nuestra salud física, sino también la mental.

Fuente: https://www.hogardecristo.cl/sumate/pandemia-en-educacion-como-avanzamos-todos-as-juntos-as-en-la-escuela/?utm_term=&utm_campaign=Hogar+de+Cristo+%7C+Tr%C3%A1fico+%7C+Institucional+2&utm_source=adwords&utm_medium=ppc&hsa_acc=3379749079&hsa_cam=11229590323&hsa_grp=110985549820&hsa_ad=468832105338&hsa_src=g&hsa_tgt=dsa-395833704149&hsa_kw=&hsa_mt=&hsa_net=adwords&hsa_ver=3&gclid=Cj0KCQiA6LyfBhC3ARIsAG4gkF8snNRYfdkF1ERuqdY8Mef0NMWf9uozHKDk_U-xUcFGPIeXMGOIiZIaAtq-EALw_wcB

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